Cuando los niños llegan por primera vez de visita a la Chacra, suelen preguntar si hay arañas; y ante la respuesta afirmativa de los docentes, lanzan gritos de miedo. Entre exclamaciones continúan preguntando: ¿pican?, ¿muerden?, ¿saltan?, ¿son venenosas? Es que estos invertebrados en cuestión, provocan temor, repulsión, desconfianza; entre otras cosas porque no se les conoce, no se tiene información científica sobre ellos, y solamente se les ve como bichos medio peludos que corren rápido sobre sus ocho patas.
Los arácnidos no viven aislados sino que forman parte de los ecosistemas, donde interactúan con el ambiente de diversas maneras. Cumplen un papel fundamental, son carnívoros y predadores, lo que les permite capturar una gran gama de insectos, incluyendo aquellos que son perjudiciales para los seres humanos, como los insectos plaga.
La mayoría de las arañas son inofensivas, ya sea porque su veneno es prácticamente inocuo para las personas o porque su aparato inoculador es incapaz de atravesar la piel humana; y algunas arañas carecen de veneno. Las realmente peligrosas en nuestro país son pocas; son una minoría; pero una minoría que ha sido decisiva para dar a todo el grupo la mala reputación que posee.
Las arañas están en todas partes y una de las características más salientes es su habilidad para tejer telas de seda de distintos tipos y formas. Las que tejen telas regulares se cuentan entre los artesanos más hábiles del reino animal. La seda de la que están construidas las telas es el producto de glándulas especiales. Diferentes glándulas en el mismo animal, segregan los distintos tipos de seda que forman cada parte de la tela; desde los fuertes cables que, tendidos entre una y otra rama, soportan toda la estructura, hasta el tenue hilo que forma la apretada espiral de la red.
Las arañas tejedoras abundan en nuestro país.
Cada especie de araña tejedora construye una forma particular de tela y un experto es capaz de reconocer por los detalles de la obra, a la araña que la ha tejido. La tejedora se sitúa generalmente al acecho en el centro de la red por cuyos cables radiales le llegan las vibraciones que revelan que una presa se ha enredado en las hebras pegajosas del hilo espiral. La araña puede caminar sobre los hilos viscosos sin quedarse pegada porque sus patas están cubiertas de una sustancia especial. Otras arañas no se ubican en el centro sino en un refugio situado en las cercanías.
En la “Guía de Arácnidos del Uruguay” los autores (Aisenberg, Toscano-Gadea, Ghione) escriben en el prólogo “Queremos contagiarlos de entusiasmo y avivar su curiosidad para que cuando se encuentren con un arácnido, puedan no solo reconocerlo, sino que además se permitan observarlo, descubrirlo y respetarlo, sin temor. ¡Bienvenidos al fascinante mundo de los arácnidos!”
¡Gracias a Marcos L por las fotos de la araña!
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